sábado, 7 de diciembre de 2013

Bajo el punto de mira


Gobiernos que suben el IVA cultural al 21%, Internet que democratiza el acceso a la música pero que también trae el reverso de la piratería sin fronteras, crisis galopante... los músicos están abocados a redefinir el modo de distribuir su producto. Las disqueras y las tiendas de discos están en el ojo del huracán. Todos somos responsables y todos somos culpables. Posiblemente la especialización (vintage, rarezas, vinilos clásicos) sea el único modo en que las tiendas sobrevivan. Lo que le suceda a las disqueras, lo digo de corazón, me da exactamente igual. Ellas se han cavado sus tumbas con precios abusivos durante años, explotando a sus artistas y a los consumidores sin ningún tipo de pudor.

Stay Focused (Mantened la concentración) porque esto no ha acabado. Es posible que sólo unos pocos sobrevivan y que por el camino quede algún cadáver interesante, pero es el precio que hay que pagar por un cambio en el modelo del negocio musical.

Por ahora son muchos los artistas que se han echado a la carretera para ir ganándose la vida, lo mismo que hacían otros tantos que vivían de sus conciertos porque los contratos con sus disqueras (si los tenían) no daban ni para comprarse pipas. En directo es donde se puede ganar o perder para siempre un fan incondicional, donde se pueden esconder muy pocas mentiras y donde la calidad se demuestra sí o sí. Es un primer paso, pero no el único. La industria musical y el negocio musical deben explorar caminos nuevos que permitan a los autores ver recompensado su trabajo y hacer rentable el tiempo empleado en la creatividad, incentivándola, y también hay que llegar al punto en que vivir de hacer música propia o ajena sea un oficio más, noble y admirado como lo ha sido desde el renacimiento, pero que no cree figuras incontestables desde la nada gracias a un márquetin tan salvaje como prostituido como el que han impuesto las disqueras en los últimos años, creando mitos de barro que, a veces, se han vuelto contra ellas.

¿Como se puede conseguir ese status quo? No lo sé, no tengo una bola de cristal que allane todos los caminos y descubra todas las respuestas. Pero de lo que sí estoy seguro es que sólo desde el momento en que se respete al consumidor y a los músicos se sentarán las bases para esa nueva era del negocio musical.

No hay comentarios:

Publicar un comentario