domingo, 22 de septiembre de 2013

La casa de Christina


Hay canciones que no son números uno, ni un dechado de complejidad técnica, pero que enganchan. Éste es el caso, para mí, de Nuestra Casa de Christina Rosenvinge del álbum La joven Dolores. La compositora y cantante es un verdadero ejemplo de cómo una persona puede hacerse cargo de su carrera pese a haber sido lanzada originariamente como un producto comercial de usar y tirar (Álex y Christina), y participar en el Festival de la OTI de 1988, hasta convertirse en un personaje de referencia dentro de la escena pop española.

Vuelvo a buscarte donde sé que perdí
el único rastro que quería seguir.
Vuelvo a buscarte, date prisa en bajar
no lleves nada porque nada sirve ya

Sin saber qué estrella vamos a seguir
nos hundimos en la oscura inmensidad
Y aunque no haya tiempo para dormir
volveremos, volveremos a soñar

La juventud era una extraña enfermedad
que solamente el tiempo nos pudo curar
¿Ves la colina que despunta hacia el sol?
Es nuestra casa, la que haremos tú y yo.

Sin saber qué estrella vamos a seguir
nos hundimos en la oscura inmensidad
Y aunque no haya tiempo para dormir
volveremos, volveremos a soñar

Sin saber qué estrella vamos a seguir
nos hundimos en la oscura inmensidad
Y aunque no haya tiempo para dormir
volveremos, volveremos a soñar

Sin saber qué estrella vamos a seguir
nos hundimos en la oscura inmensidad
Y aunque no haya tiempo para dormir
volveremos, volveremos a soñar


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