Aconsejado por +Juan Torres me adentro en la escucha de La noche más larga, que es el sexto álbum de la mallorquina Concha Buika, y el primero que publica con material nuevo desde que lanzó el recopilatorio En mi piel en 2011. Desde entonces han ocurrido muchas cosas en la vida de la cantante que se trasladó a Miami en 2011. Los temas que grabó para la película La piel que habito de Almodóvar hicieron que fuese por fin reconocida internacionalmente con el consiguiente aumento bolos y duración de giras. En su web dice que "no he parado de crecer desde entonces", dejando claro que no hay una Buika transformada por el éxito, porque "todo lo que he cantado lo he cantado con el mismo corazón".
La noche más larga contiene doce canciones. Buika firma cinco de ellas, entre las que se incluyen dos composiciones que ya grabó para En mi piel, y que reaparecen ahora en versiones radicalmente distintas, empapadas de la fuerza de una artista que desafía las dictaduras de los estilos. Así, Cómo era (primer sencillo) y Sueño con ella se convierten en parte de esa travesía que surca las aguas del jazz, el flamenco, las músicas africana y cubana, rumbo a un estilo propio, "muy Buika", con compañeros de viaje como Pat Metheny, que la acompaña en No lo sé. La noche más larga cuenta además con siete versiones que también definen su universo sonoro. Temas de Roque Narvaja, Fito Páez, Billie Holiday, Abbey Lincoln, Dino Ramos, Lecuona y Brel que la mallorquina se lleva a su territorio de pasión. En compañía de "sus dos pilares, sus niños, dos grandes eminencias" que son Ivan "Melón" Lewis (piano, teclados, percusión, arreglos y dirección musical) y Ramón Porrina (percusión, coros, arreglos), Buika ha producido este álbum junto a Eli Wolf (ganador de un Grammy 2013), registrado entre los BB&B Studios de Miami y en los Sear Sound Studios de Nueva York.
Terminada la escucha del disco con mucha paciencia hay que celebrar que por fin Concha Buika haya conseguido reunir el dinero suficiente para poder permitirse un lujazo de disco a la altura de sus posibilidades vocales, tan marcadas y personales, y aunque los anteriores trabajos con Javier Limón hayan sido brillantes, en éste la producción es aún más limpia y potente. Un disco imprescindible en un momento en que la calidad brilla por su ausencia.
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